Los reguladores de la Unión Europea denuncian la utilización política de la CNE

Este fin de semana se ha deslizado en los medios de comunicación la
noticia de que los reguladores europeos han criticado la politización de
la Comisión Nacional de Energía. Es evidente que más allá de nuestras
fronteras no ha pasado desapercibida la política promovida por el Ministerio de Industria. Mal presagio para la decisión final que pueda emitir la Comisión Europea sobre si inicia o no un procedimiento judicial contra España por el Decreto que amplía las funciones de la CNE.
Lo que si es curioso es que la noticia ha pasado desapercibida dentro de
nuestras fronteras, salvo para Expansión, El Economista y La Razón, que se han hecho eco de las admoniciones que el grupo de reguladores europeos ha hecho de la política intervencionista del Gobierno español. Puede ser conveniente valorar los criterios informativos que hay detrás de que se conozca algo que es público en toda Europa y aquí no.
Desde el nombramiento como Presidenta de la CNE de Maite Costa, miembro del clan catalán en Industria, hay que registrar la actuación más que discutible de la CNE en las OPAS a Endesa de Gas Natural y de E.ON, la promulgación del Decreto que amplía las funciones de la CNE justo antes de que la empresa alemana presentara la OPA y, por si fuera poco, la ‘presidencialización’ de la Comisión, creando un órgano de gobierno por encima del Consejo de Administración, que otorga más poder a la actual presidenta, dinamita el carácter colegiado del propio organismo y aísla a los consejeros de los servicios de la Comisión. Si existía algún atisbo de duda sobre la pretensión del Gobierno de controlar el órgano regulador, basta saber que Ignasi Nieto, en el momento de su despedida de la Comisión y consecutivo nombramiento como Secretario General de Energía, pidió que todos (dirigiéndose a los consejeros) remasen en la misma dirección.
Resumen: fuera de nuestras fronteras saben la concepción ‘sui géneris’ de nuestros gobernantes sobre el papel de los ‘organos reguladores’. No hay que ser muy sajón para darse cuenta de que los órganos reguladores no son prolongaciones de la Administración de turno o del Gobierno. Evidentemente, la actuación de este Gobierno en los órganos reguladores no está siendo en ningún caso pacífica, estando permanentemente en cuestionamiento, o lo que es peor, en conflicto de un tipo u otro.
Un fuerte varapalo al ‘modelo hispano-catalán’, trinomio iniciado por
Montilla y Maite Costa y seguido por Clos, cuya solución no puede ser
ocultarla en los medios de comunicación españoles. ¿Mirará el Gobierno
para otro lado? ¿Sabrán refrenarse?