Clos y el mínimo común divisor

Hace poco más de un mes y medio tuvo lugar en un hotel de la Castellana de Madrid uno de los encuentros que, con carácter anual, organiza el Club de la Energía. Este evento fue el primero al que tuvo ocasión de asistir el nuevo ministro de Industria, a la sazón –que diría un castizo— otro catalán. El sucesor de Montilla, al dirigirse a los asistentes a la comida, quiso expresar su voluntad de alcanzar una solución equilibrada a los problemas que padece el sector eléctrico, anunciando para ello que su objetivo iba a ser la búsqueda del mínimo común divisor (sic) de las soluciones propuestas por las distintas empresas.

Energíadiario.com ha podido saber que esta anécdota fue comentada –discreta pero profusamente— por los asistentes, entre los que predominaban los ingenieros industriales, profesionales que tienen a gala disfrutar de amplios y profundos conocimientos matemáticos. Como recordaba recientemente un importante directivo empresarial, cada uno es muy dueño de calcular lo que le venga en gana, pero cuando a uno le nombran ministro debe procurar calcular algo que resulte útil a la ciudadanía.

Al ministro de industria (que abandonó hace mucho tiempo la aritmética para dedicarse a la medicina primero y a las municipalidades después) alguien debería decirle que el mínimo común divisor de cualquier conjunto de cifras es siempre la unidad (es decir 1) y que para llegar a esa conclusión no hay que esforzarse mucho; suponemos que el propio ministro deducirá, él solo, sin que tenga que ayudarle nadie, que este cálculo (el del mínimo común divisor) no sirve para nada.

Si al señor ministro se le ocurre (todo es posible) calcular el máximo común múltiplo de cualquier conjunto de cifras (sea cual sea el número de éstas y sean éstas las que sean) bueno será que alguien le diga que esta magnitud siempre es infinito; además, si el doctor Clos intentara realizar el cálculo de esta otra magnitud por el método iterativo puede terminar agotado.

Hasta hoy mismo los libros de matemáticas de la enseñanza secundaria obligatoria (la ESO) explican los conceptos y los métodos de cálculo del mínimo común múltiplo y del máximo común divisor, pero posiblemente por su irrelevancia nada se dice de los otros dos conceptos. Estas últimas semanas los directivos y, más aún, los accionistas de las compañías eléctricas comentan preocupados, aunque con buen humor, que el ministro del ramo haría bien en repasar las matemáticas. Otros, incluso, llegan a afirmar que, a lo peor, ninguno de estos cuatro conceptos le va a reportar gran utilidad.