Iberdrola y Energy East: una compra amistosa que permite crecer «sin» riesgos

Iberdrola vuelve al ataque. Con paso firme, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán compra la estadounidense Energy East –tras el éxito de la compra de Scottish Power-, y aumenta así el tamaño de la eléctrica vasca. Ganar tamaño, ese es el «objetivo» de Galán. Crear una empresa que se mantenga lejos del alcance de los «tiburones» hostiles que revolotean en el mercado con el propósito de intentar hacerse con su control.
La estrategia de Iberdrola, según la compañía, se enmarca en la apuesta por la expansión internacional y el interés por aumentar su presencia en el mercado estadounidense. La realidad es que, ahora mismo, lo más importante es el crecimiento. En el mercado nacional no hay oportunidades para una empresa del tamaño de Iberdrola, pues los tramites regulatorios y de competencia, con la previsible exigencia de desinversiones, desincentivan estas operaciones. El panorama europeo tampoco da para mucho más. La teoría de los «campeones nacionales» hace estragos en media Europa y el nacionalismo económico se recrudece. El resultado es que en todo el continente apenas hay oportunidades de compra. Únicamente las compras con acento ‘british’, como la de Scottish Power, son posibles. Agotado el mercado europeo como «target», lo mejor es irse ‘al otro lado del charco’ para buscar oportunidades. Los problemas regulatorios no faltan en Estados Unidos, aunque en el país de las oportunidades, uno más uno, como diría Galán, si son dos.
Iberdrola estima que los permisos necesarios para completar la operación de compra de Energy East se extenderán hasta junio de 2008. La operación necesita recibir el visto bueno de nueve organismos, cinco federales y cuatro de los estados de Nueva York, Connecticut, Maine y New Hampshire. Además, aún debe aprobarse la operación por los accionistas de Energy East.
Fácil digestión para Iberdrola
La compra de Energy East (3.400 millones de euros) es una compra «menor» para una empresa del tamaño actual de Iberdrola (48.000 millones de euros de capitalización). Con la compra, Iberdrola cumple con dos objetivos básicos: internacionalizarse y ganar tamaño. Energy East es, en potencia, un generador de caja -unos 850 millones de euros de ebitda en 2006- que aportará un ingreso recurrente a Iberdrola y que le permitirá crecer sin tomar riesgos. Un valor seguro que tiene en las exenciones fiscales en el negocio de renovables que posee en Estados Unidos, a través de los llamados «Production Tax Credits», uno de las puntos fuertes a favor de la operación. Por tanto una operación con todo el sentido económico.
Más difícil de opar
Desde la eléctrica vasca saben que la mejor terapia «anti-opa» es un accionariado disperso. Galán sigue buscando accionistas de ‘confianza’ interesados en reforzar su accionariado y a su vez, ganando todo el tamaño que le sea posible. Es decir, seguir atacando manteniendo cubierta la retaguardia.
Iberdrola va a ampliar capital para financiar parte de la adquisición, lo que hace suponer que esta compra puede no ser la única, pues la salida a bolsa de Iberenova podría darle suficientes ingresos para acometer la compra de Energy East sin necesidad de acometer la ampliación. En todo caso, y a falta de conocer el importe sobre el que se realizará la ampliación, parece difícil pensar que la compra pueda tener efecto dilución respecto al beneficio por acción (BPA) de Iberdrola. Los que si que sufrirán el efecto dilución, aunque en menor medida que con Scottish Power, serán sus principales accionistas en relación a su porcentaje de participación en la eléctrica.
Reacciones en el mercado
La reacción del mercado de ayer, con bajada de un 3,8 % en la cotización de Iberdrola, puede calificarse como defensiva a la espera de conocer más detalles sobre una operación en la que Iberdrola ha pagado una prima de un 20 % sobre la cotización media de Energy East en el último mes. En todo caso, esta reacción parece razonable teniendo en cuenta que son muchos los inversores que han «tomado» posiciones a la espera de que se produzca una eventual lucha por el control de la eléctrica vasca. Sin embargo, estos movimientos de adquisición con ampliación de capital incluida dificultan, aunque sea levemente, aún más el asalto. Desde que comenzará el año, Iberdrola se ha revalorizado un 24,5 % y ni la compra de Scottish Power ha supuesto un obstáculo al incremento en su cotización.
Rodeada de continuos rumores sobre operaciones corporativas, primero con ACS (11,4%), ahora con la reciente entrada –hace menos de un mes- del financiero belga Albert Freré (5 %), la reordenación del mapa energético sigue abierta. Mientras y a la espera de acontecimientos, la compra de Energy East se ha llevado a cabo mediante lo que se puede entender como una seña de identidad de Iberdrola desde la llegada de Galán, su carácter amistoso. La operación se instrumentará mediante una fusión por absorción. Las operaciones hostiles, ya lo reconocen hasta en Gas Natural, están abocadas al fracaso. Importante tomar nota y, sobre todo, guardar energías.