Sacyr podría tener que vender su participación en Repsol: consecuencias directas del particular concepto de concertación galo

Las aspiraciones de Sacyr en la constructora francesa Eiffage han sufrido un serio revés que puede derivar en problema, de consecuencias impredecibles, y que por lo que se refiere al sector energético puede salpicar de lleno a Repsol.
La Autoridad de los Mercados Financieros (AMF) –la CNMV francesa- rechazó antes de ayer la opa de Sacyr –con canje de acciones- sobre la constructora francesa Eiffage por considerar que hubo concertación con otros accionistas españoles para tomar el control de la sociedad. A su vez, obliga a Sacyr a lanzar una opa en metálico y no con canje de acciones como pretendía la constructora.
A raíz de esta situación, Sacyr podría plantearse vender su participación en Repsol (20 %) para conseguir efectivo con el que lanzar la opa en metálico que le requiere el regulador bursátil francés.
A los precios actuales de Repsol, Sacyr podría obtener con la venta unos 7.000 millones de euros para financiar la opa de Eiffage. Ayer mismo, el presidente de Eiffage, Jean Francois Roverato, retaba a Sacyr a que lanzara la opa en metálico a un precio de 129 euros por acción –la acción de Eiffage cerró ayer a 105,72 euros- lo que supondría, teniendo en cuenta que Sacyr ya dispone de un 33,2 % de la francesa, un desembolso de unos 7.900 millones de euros. Es decir, la venta de la participación de Sacyr en Repsol podría servir de «salvoconducto» para poder hacerse cargo de la costosa entrada en Eiffage.
La decisión de la AMF se basa en que existen «indicios» de concertación de Sacyr con otros accionistas españoles. Esta inconsistente argumentación de la AMF, basada sólo en indicios, abre la vía del recurso judicial, por lo que, en principio, no parece que Sacyr vaya a lanzar una opa inmediatamente y recurrirá la decisión para evitar tener que lanzar una oferta totalmente en metálico.
El origen de la opa de Sacyr
Sacyr lanzó una opa sobre Eiffage el 19 de abril. La decisión de lanzar la oferta se produjo tras la polémica decisión tomada en la junta de Eiffage, el pasado 18 de abril, en la que la francesa privó de derecho de voto a 89 accionistas españoles con el pretexto de que estaban concertados. La dirección de la junta de Eiffage consideró que esos accionistas, que poseían el 17,5 % del capital de Eiffage, actuaban de común acuerdo con Sacyr, principal accionista con el 33,2%.
Preocupación por Repsol
Tras conocerse la decisión de la AMF, la preocupación por el futuro de Repsol se ha generalizado, sobre todo teniendo en cuenta que su otro principal accionista, la Caixa, sólo mantiene un 14,5 % de la petrolera, lo que volvería a exponer a Repsol al «carrusel» de las opas. La preocupación se acrecienta porque desde la Caixa últimamente no se cansan de repetir que cambian de estrategia, dejando de lado las participaciones industriales y centrándose más en su negocio principal, el financiero. Por ello no es previsible que en caso de salida de Sacyr, la Caixa ocupe su lugar.
La cotización de Repsol, sin embargo, no se debería resentir. Aunque a corto plazo la salida de Sacyr pudiera provocar una bajada del valor, derivada de la absorción de papel por el mercado, la aparición en escena otra vez de la prima de control -al desaparecer el núcleo de control de la petrolera- hará previsiblemente de «catalizador» para volver a hacer cotizar al alza a Repsol.
Lo curioso del caso es que esta hipotética desprotección de la petrolera española, con la salida de Sacyr, podría dejarla servida en bandeja para que, llegado el momento otra francesa, la petrolera Total (359.590 millones de euros de capitalización), se hiciese con la española.