Francia debate introducir una penalización a los automóviles nuevos más pesados por requerir más combustible y producir más emisiones contaminantes

Redacción.- A medida que comienzan los debates en la Asamblea Nacional de Francia sobre los Presupuestos estatales para 2020, la propuesta de una penalización a un mayor peso en los automóviles nuevos está sobre la mesa. Para organizaciones ecologistas como Réseau Action Climat, ésta es una medida esencial para reorientar el mercado automotriz hacia vehículos que en realidad emiten menos, mientras que el número de 4×4 urbanos (SUV) se dispara. “Los parlamentarios deben resistir las presiones de la industria automotriz”, advierten.

Según los datos de esta organización ecologista, los coches nuevos han engordado en promedio de 10 kilogramos por año durante los últimos 50 años, lo que supone un crecimiento de peso de un 50% en medio siglo. Asimismo, los SUV están ganando cuota de mercado cada año y ahora representan más de un tercio de las ventas en Francia, tanto que las mejoras conseguidas con el aligeramiento y la eficiencia del motor se han anulado pura y simplemente. Por este motivo, las emisiones de CO2 de los nuevos vehículos vendidos en Francia han aumentado desde 2016 debido al crecimiento del mercado de los SUV, en contradicción con los objetivos europeos.

Cuanto más pesado es un vehículo, más combustible consume y más gases de efecto invernadero emite, desde la producción hasta el final de su vida útil. Por lo tanto, durante su vida útil, los vehículos pesados ​​tienen una huella de carbono mucho mayor que los vehículos ligeros, de ahí la necesidad para las organizaciones ecologistas de disuadir su compra y su producción. Este principio también se aplica a los vehículos eléctricos e híbridos recargables, para evitar quedarse con modelos de gran tamaño. De hecho, un automóvil eléctrico emite de 2 a 3 veces menos gases invernadero durante todo su ciclo de vida en comparación con un automóvil a gasolina o diesel pero únicamente si las baterías no son demasiado grandes.

Réseau Action Climat considera también que los SUV son “una fuente de inseguridad vial”. En este sentido, denuncia que cada vez son más las voces que se elevan contra el peligro de los SUV en la carretera. También aseguran que investigadores canadienses han calculado que la tasa de mortalidad de riesgo se incrementó en un 224% debido al uso de SUVs (según un estudio de 3 millones de accidentes automovilísticos).

Por ello esta organización ecologista considera que el mercado del automóvil está “equivocado” y necesita de una reacción “política”, por lo que las penalizaciones son una herramienta “clave” para guiar el mercado automotriz. A su juicio, en los últimos años el mercado automotriz se está alejando “de las necesidades de los automovilistas, centrándose en vehículos cada vez más pesados, cada vez más caros y aún contaminantes”. Los ingresos de esta penalización se destinarían a financiar soluciones reales para particulares y profesionales: un acceso privilegiado a los vehículos económicos y menos contaminantes y a otras soluciones.

Desde Réseau Action Climat consideran que la oposición del lobby automovilístico francés es “aún más incomprensible” ya que según los ecologistas esta medida tendría el beneficio de favorecer a los fabricantes que producen vehículos livianos. En este sentido, los vehículos vendidos por los fabricantes franceses son precisamente parte de los modelos más ligeros del mercado. Por lo tanto, esta penalización de peso podría beneficiar a la industria automotriz francesa. Todo esto hace que los ecologistas pidan a los parlamentarios que resistan la influencia del lobby automotriz y aprovechen esta oportunidad para redirigir la industria en una dirección amigable con el clima y con los ciudadanos.